EL JARDÍN DE LAS DELICIAS (EL BOSCO)
El
Jardín de la Delicias es una de las obras más conocidas del pintor holandés
Bosch (El Bosco). Se trata de un tríptico pintado al óleo sobre tabla de
220x195cm la tabla central y 220x97cm cada una de las dos tablas laterales
(pintadas en sus dos lados) que se pueden cerrar sobre aquella. Actualmente lo
podemos encontrar en el Museo del Prado (Madrid).
El
tríptico desarrolla la historia del mundo y la progresión del pecado. Comienza
en las tablas exteriores con la Creación del mundo, y continúa en las
interiores con el origen del pecado (Adán y Eva) en el panel izquierdo, su
extensión por un mundo dominado por los placeres terrenales en el central, y
termina en el derecho con los tormentos del infierno.
TRIPTICO
CERRADO: LA CREACIÓN
Los batines del tríptico cerrados nos muestran,
pintados en grisalla, un momento de la creación del mundo, representado por una
esfera de cristal.
En la parte superior aparece el Creador y una cita
bíblica, extraída de los Salmos: “Él lo
dijo y fue hecho todo. Ël lo ordenó y todo fue creado.”
En la parte izquierda se representa al Creador. La
escena parece corresponder al tercer día de la creación, durante el cual Dios
creó el Paraíso, lo que establece una estrecha relación con el contenido de
las tablas abiertas.
PANEL IZQUIERDO: EL JARDÍN DEL EDÉN
En este panel nos muestra una escena del Paraíso en
la que Dios entrega Eva a Adán como mujer. Es el origen del pecado de la
lujuria que se desencadena en la tabla central. El Bosco reproduce la
mentalidad medieval: "la culpa de Eva" en el inicio de los males de
la Humanidad.
En la parte superior están representadas la Fuente de la Vida, el Árbol del
Bien y del Mal (con la serpiente) y el Árbol de la Vida (un drago canario).
Están rodeados de animales, algunos en lucha entre ellos anunciando los futuros
males del mundo. Se ha querido ver en ellos un significado simbólico,
procedente de los bestiarios medievales. En algunos casos tal vez haya
simplemente una intencionalidad burlona y desenfadada, como en el conejito,
alusión al sexo femenino, situado junto a Eva.
Nos presenta una figura de Dios muy joven, convención muy frecuente en la
literatura holandesa del siglo XV donde el matrimonio entre Adán y Eva es realizado
por un Dios juvenil.
Como es habitual en El Bosco, el Paraíso no existe enteramente libre de al
menos una prefiguración del diablo, que aparece como un foso en el primer
plano, del que están emergiendo una gran variedad de criaturas.
PANEL
CENTRAL: EL JARDÍN DE LAS DELICIAS
Representa el dominio de la lujuria en el mundo,
descrita a través de todo tipo de relaciones sexuales,
manifiestas de una forma rotunda: cuerpos desnudos de hombres y mujeres,
blancos y negros, se mezclan, se tocan, bailan..., en parejas, en grupos,
heterosexuales, homosexuales, onanistas...
Pese a una primera impresión de desorden, la escena se ordena en tres niveles
en altura:
La parte superior, con detalles que se perciben difícilmente por su pequeñez y
rareza (humanos alados, grifos...) aparece dominada por construcciones
fantásticas, entre las que destaca la Fuente de los Cuatro Ríos del
Paraíso Terrenal, falsa fuente del paraíso, inestable, amenazando ruina con sus
paredes cuarteadas.
En el centro de la composición, la gran cabalgata del deseo, girando en
círculo en torno a un estanque, donde se bañan varios grupos de mujeres.
En el plano inferior la sexualidad se manifiesta de mil maneras, tanto en las
acciones de la masa de hombres y mujeres, todas ellas de inequívoco signo
erótico, como en las connotaciones sexuales de plantas, frutas y animales.
En las esquinas inferiores aparecen dos focos de atención peculiares. A la
izquierda, un grupo que señala la tabla de la izquierda (el Paraíso), hacia la
Eva de la Creación, poniendo el acento en el papel que desempeña en el engaño
de la tentación. A la derecha: en la cueva se encuentran Adán y Eva, testigos
de lo que ha acaecido al mundo por su causa. El dedo acusador de Adán responsabiliza a la mujer.
El Jardín de las Delicias es un engañoso jardín de
los falsos placeres terrenales, una consecuencia del pecado original. Cada
detalle de este “mundo al
revés” nos lo advierte en el panel central: es el paradisíaco ensueño es el
reino de lo no durable.
PANEL
DERECHO: EL INFIERNO
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Se así cierra el ciclo, y se castiga a aquellos que se dejaron seducir por los goces placenteros que les ofrecía el Jardín de las Delicias terrenales.
El conjunto se ordena en varios niveles. La parte superior aparece dominada por el infierno de incendios y fuego. En la zona media destaca la figura del hombre-árbol y patinadores desnudos sobre una fina capa de hielo que se quiebra, con lo que van a parar a las aguas heladas donde se debate ya algún condenado. El contraste entre el frío y el calor es uno de los suplicios que según la tradición se sufría en el infierno. En la zona inferior se encuentra el infierno musical, donde los instrumentos musicales (laúd, arpa, órgano de manivela, flauta... de dimensiones descomunales), se transforman en torturadores de los condenados.
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